¿Hay hambre? Tokyo Ghoul puede ser la solución. Fuente.

Esta semana he empezado a ver Tokyo Ghoul (y Cowboy Bebop, pero eso es para otro post) y es uno de esos animes que te llaman por la estética y luego, por suerte, tienen algo de historia, una suficientemente interesante para que te dé ganas de seguir descubriéndola, más allá de unos dibujos llamativos. 

El protagonista de la historia es Kaneki, un chaval universitario, que tiene una cita con una chica, Rize, que es también seguidora de las mismas novelas que él adora. Por desgracia, esa chica es algo más, una ghoul, una especie caníbal que se alimenta de humanos. Y bueno, Kaneki es el primer plato perfecto. Sin embargo, algo saldrá mal durante la caza y Kaneki se convertirá en un híbrido de humano y ghoul. Mala suerte.


Kaneki pronto deberá descubrir un submundo de una peligrosa raza que se alimenta de humanos, con sus bandos en guerra, sus detectives, sus parásitos como el Gourmet y sus grupos pacíficos con personajes como Touka, y una constante amenaza que es él mismo contra los humanos que le rodean: el hambre no cesa y podría acabar con cualquiera que se pusiera en su camino si no pudiera retener su instinto. Pero ¿cómo si tiene una mente humana y el hambre de un ghoul podrá aceptar el hecho de alimentarse de otros?

Los primeros capítulos tratan sobre eso: el hambre, el ansia (¿The Hunger?). ¿Cómo alguien, transformado en un monstruo, puede sacrificar su humanidad cuando la esperanza se extingue? El apetito insaciable y la sed de sangre no se llevan bien. Si recordáis los dilemas éticos de vampiros como Louis en Entrevista con el vampiro, os haréis a la idea de cómo Kaneki afronta su nueva situación: carne humana y café serán su único alimento si no desea perder el control y terminar por convertirse en una bestia al completo. ¿Lo aceptas? Si solo puedes vivir a través de la muerte y el asesinato de los demás, ¿seguirás? La doble lectura sobre vegetarianos y no está ahí, al igual que la ironía de aquellos que adoran a los animales (los humanos) y se los comen (como el jefe de la cafetería).

Además, la ya mencionada metáfora o la comparación con el chupasangre no es gratuita. En esta época donde el mito del vampiro parece haberse corrompido, hallamos más de los miedos y poderes tradicionales del vampiro en los ghouls que en otro tipo de obras… y se agradece.

Por tanto, si el único remedio para ti es transformarte en Hannibal Lecter, ¿lo elegirías? El deseo, el pecado, la caída final… miedos a los que Kaneki tiene que hacer frente, como nosotros mismos. ¿Qué elegiremos cuando todo se acabe?

Por el camino, surgen enemigos y aliados en un Tokio mágico, embarcado en un submundo terrorífico y, a la vez, embriagador, como solo una ciudad rebosante de historias como esta es capaz. Y también plagada de dilemas éticos. ¿Qué harás con tu vida cuando todo lo demás se queme y se consuma para siempre? ¿Qué máscara te pondrás? ¿Cómo curarás tu enfermedad? «Que la comida sea tu alimento y el alimento sea tu medicina», esta frase dicha por cierto sabio suena tan irónica… La sonrisa del ghoul es la respuesta, el llanto del humano su consagración.


Touka, una de las aliadas, aunque por esta imagen no lo parezca. Fuente.
Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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