Portada de Tengo derecho a destruirme,

obra del escritor Young-Ha Kim. Fuente.

Hace poco pude ver este TED del escritor surcoreano Young-Ha Kim donde habla sobre la importancia de ser artista hoy. Sí, hoy, cuando todo arte parece que tiene que ser un medio y no un fin, donde prima hacer dinero antes que ser feliz (aunque muchos mezclan ambos temas). 

En su conferencia, el autor da ideas bastante interesantes sobre la literatura y la creatividad, además de charlar sobre las posibles críticas que nos llevan a repensar nuestro trabajo o por qué cuando somos pequeños somos artistas, incluso sin saberlo. 

Tengo una anécdota sobre esto: A menudo, al llegar a una clase para dar una charla sobre creatividad o realizar un taller de creación literaria, yo les pregunto a los estudiantes si han pensado en ser artistas o contar una historia. Muchas veces, los más jóvenes, los de 1º de la ESO, suelen levantar las manos y muestran toda su ilusión. En cambio, a medida que llego al final de la ESO o bachillerato comienza a surgir la terrible pregunta: ¿para qué voy a ser artista si eso no da dinero?».

Young-Ha Kim habla de esto y mucho más en este interesante discurso.

Me quedo con este fragmento que reproduzco a partir de la transcripción de la web del TED y que considero que nos ejemplifica a muchos artistas en numerosas ocasiones. ¿Estáis de acuerdo?

Así que esto es lo que les digo: no son las cientos de razones por la que no podemos ser artistas, si no la única por la que debemos serlo la que nos convierte en artistas. El porqué no podemos ser algo no es lo importante. La mayoría de los artistas lo son por esa única razón. Cuando sacamos el diablo de nuestro corazón y empezamos a crear nuestro arte propio, los enemigos llegan desde fuera. En general, tienen la cara de nuestros padres. A veces se parecen a nuestras parejas, pero no son ni nuestros padres ni nuestras parejas. Son diablos. Diablos. Vinieron a la Tierra transformados brevemente para evitar que seamos artísticos, que nos convirtamos en artistas. Y tienen una pregunta mágica. Cuando decimos: «Creo que voy a intentar actuar, hay una escuela de arte dramático en el centro comunitario», o «Me gustaría aprender canciones en italiano», nos preguntan: «Ah ¿sí?, ¿una obra?, ¿para qué?» La pregunta mágica es: «¿Para qué?». Pero el arte no es para algo. El arte es el objetivo final. Salva nuestras almas y hace que vivamos más felices. Nos ayuda a expresarnos y a ser felices sin la ayuda del alcohol o las drogas. Así que la respuesta a una pregunta tan práctica como esta es: tenemos que ser atrevidos. «Bueno, para divertirme. Lo siento por pasarlo bien sin ti», es lo que deberíais decir. «Voy a hacerlo de todas formas». Imagino un futuro ideal donde todos tenemos múltiples identidades, por lo menos una de las cuales es la de un artista.

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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