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El cuervo blanco. Fuente. |
Comienza de nuevo la maldición: a esperar a la siguiente temporada de Juego de Tronos. Y es que se ha terminado la sexta, mientras sentimos que tenemos que buscar otra serie que soporte nuestras penurias, pero es que Canción de Fuego y Hielo es única en muchos sentidos, buena fantasía oscura con buenos personajes en televisión, y de esto no abunda.
Pasamos a hablar de The Winds of Winter (Vientos de Invierno), el último capítulo de la sexta temporada, que incluye guiño con ese nombre al libro que aún no se ha publicado de la serie de George R.R. Martin. Recordad: este post es oscuro y alberga spoilers, porque es mi blog y si no hablo aquí de esto, ¿dónde voy a hablar?
Un Lannister siempre paga sus deudas
Las escenas sin diálogos y el cambio de registro en la música de Ramin Djawadi nos deja intrigados al comienzo de un capítulo donde, durante veinticinco minutos, se cierra la trama de Desembarco del Rey (con mayor o menor acierto, según el espectador y sus gustos). Para algunos, estas venganzas le recordarán a El Padrino; para otros, a una telenovela; quedarán los que les guste o no, simplemente. Quizás, esta temporada, con la visión de cierto rey del pasado y el comentario que hacía en el anterior capítulo Tyrion, ya nos había spoileado lo que estaba por pasar y quizás no tenga el efecto sorpresa, pero, viéndolo de nuevo, es una escena donde lo que más duele es que despedimos a muchos grandes personajes (algunos de ellos nos habían acompañado desde el comienzo de la serie). Una lista de despedidas grande y que nos acerca a lo que puede ser el gran adiós que nos aguarda en un inminente futuro.
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El Gorrión Supremo y su juicio. Fuente. |
Cersei, Sir Loras Tyrell, Tommen, la Montaña, Qyburn, el Gorrión Supremo, Kevan, Lancel, Mace, Pycelle, la septa Unella… Todos los personajes van encontrando su destino con el plan maestro creado por Cersei y Qyburn, incluso de un modo inesperado para algunos personajes. La reina pronunció aquel famoso: «elijo la violencia» y lo ha hecho hasta las últimas consecuencias, aceptando su monstruosidad y enseñando que todo el reino depende de ella y sus designios.
Hay drama en estas escenas, dudas de algunos (que pensarán que es demasiada forzada o que la trama no se merecía cerrarse de modo tan rápido), pero, visto lo elegido por Cersei, parecía la solución más obvia. Quizás el mejor apunte es cuando el personaje se explica y deja claro que todo lo que ha hecho, bueno o malo, lo hace porque le gusta, porque le hace sentir bien, porque acepta las tinieblas que hay en su interior y revela que sí, el bosque es el matadero de los dioses, como decía Varys en el libro, cuando evoca brevemente a su esposo.
¿Recordáis aquel diálogo donde Meñique defendía que el conocimiento era poder y Cersei defendía que el poder era poder? Esta es la demostración de dogma, su elección y todo lo que ha hecho para huir o cumplir profecías, con un corazón tan gélido como los ojos del león de su estandarte. Y los Lannister siempre pagan sus deudas.
Continuamos con los Lannister, en este caso con Jaime y con Bronn, que celebran con los Frey su victoria sobre Aguasdulces. Y tras algún momento de camaradería, Jaime tiene una charla con Walder, donde él deja claro que ambas casas no son iguales y para qué sirve un Frey si siempre pierde aquello que los Lannister le dan. Y es un acierto que Frey se duela con tal declaración; no obstante, es un ser traicionero que siempre ha detestado al resto de las casas y siente que ha sobrevivido por encima de sus enemigos, gracias a las maniobras más rastreras posibles. Ambas casas se parecen en muchos aspectos, envían recuerdos, y cabe preguntarnos: ¿compartirán el mismo destino?
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¿Los Lannister frente al espejo de lo que será su casa? Fuente. |
Sabios, brujas y caballeros
Y pasamos a Antigua, la ciudad de los maestres adonde Samwell, Gilly y el pequeño Sam llegan tras la larga travesía y, donde el bonachón Sam, debe empezar sus estudios para convertirse en el nuevo maestre del Muro. No obstante, tenemos una escena digna del hallazgo del funcionario más inerte de todos los tiempos y la bienvenida a una de esas bibliotecas, donde dan ganas de perderse entre sus manuscritos, como en la legendaria y tristemente desaparecida Biblioteca de Alejandría. Me sigo preguntando qué nos quieren contar los creadores de la serie con esta subtrama, pero no cabe otra que esperar.
Y volvemos a Invernalia tras el triunfo de las huestes del Valle y los leales a los Stark contra Ramsay Bolton. Y lo hacemos a través de un cuervo blanco que llega para anunciar la llegada del invierno. Como señal de esos tiempos oscuros, ser Davos planta cara a Melisandre y revela a Jon que la Mujer Roja estuvo detrás de la muerte de la pequeña hija de Stannis, Shireen. Es interesante el breve duelo dialéctico donde ser Davos deja claro que si el Señor de la Luz quiere que una niña muera en una hoguera es porque es un dios malvado y Melisandre dice que es gracias a él por lo que siguen vivos. ¿Qué fuerza alimenta a ese dios? ¿Puede un mortal juzgarlo? Jon toma una decisión (para algunos piadosa) y deja partir a la Mujer Roja a cambio de que nunca más vuelva a pisar el Norte. Sin embargo, ella ha advertido de que es necesaria para la guerra contra los muertos que se avecina, para los Caminantes Blancos del Rey de la Noche.
Mientras Jon observa la marcha de la Mujer Roja y nos damos cuenta cómo el bastardo de los Stark se ha terminado convirtiendo en el candidato a ocupar el título de rey del norte y señor de Invernalia, hay un breve diálogo donde Sansa y él hablan sobre lo que está por venir y se reconocen errores. El cuervo blanco ha anunciado la llegada del invierno que tantas veces prometió Ned Stark, el lema de su casa. Y cabe esperar si los lobos no se matarán entre ellos por el poder, bajo el susurro de esa ave rapaz que es Meñique.
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Ser Davos se enfrenta a Melisandre. Fuente. |
Alianzas
A continuación, viajamos a Dorne, donde Olenna Tyrell, de riguroso luto, deja rápido de lado a las princesas (las Serpientes de Arena) y se centra en la reina traidora, Ellaria Sand, con la que se entabla una alianza contra los Lannister para vengarse de lo que hizo esa casa a la hermana a Elia y Oberyn y a la propia familia Tyrell. No están solos. En su día, en el capítulo octavo, Nadie, la Araña partió en busca de aliados y los ha encontrado. Varys ofrece el apoyo de la Madre de Dragones recitando el lema «fuego y sangre».
Y ya que mencionamos a la reina Daenerys, estamos presentes en la despedida con Daario y lo que Dany está dispuesta a aceptar para ocupar el trono. Podemos pensar si ella sentirá algo en el momento que lo ocupe o sus ansias siempre serán insaciables, como bien teme, y le confiesa a su consejero, Tyrion. El Gnomo admite que siempre ha sido un cínico, pero que todo ha cambiado y ahora cree, aunque suene vergonzoso, en Dany y lo que supone. Tal acto conlleva que Tyrion se convierta en la Mano de la Reina Mendiga, que se dispone a tomar Poniente tras el largo viaje.
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Dany y Tyrion conversan sobre el futuro de la heredera de los Targaryen. Fuente. |
Acto seguido, viajamos a una de las secuencias más siniestras del capítulo y, quizás, algunas cartas nos hacen sospechar lo que va a pasar (o bien es porque ese comedor de los Frey no trae buenos recuerdos y esperamos cualquier cosa). En un remedo de Sweeney Todd, la sirvienta del viejo Walder se revela como alguien que no esperábamos: Arya Stark. Utilizando sus habilidades, aprendidas como asesina y criada del dios de muchos rostros, la pequeña de los Stark venga a su familia muerta y acaba con Walder Frey cortándole el cuello, mientras sonríe, tras haberle ofrecido una empanada con los restos de los hijos del rey. Todo ello, en una atmósfera casi de relato de terror.
El capítulo pasa a un breve encuentro donde Meñique revela otra vez sus cartas o, al menos, aparentemente, cuando se encuentra en el Bosque de los Dioses con Sansa. Petyr Baelish es el gran estratega, el que ha puesto en movimiento la trama desde la muerte de Jon Arryn si no antes, para desquitarse de su derrota ante Brandon Stark y su búsqueda del corazón de Catelyn. Ahora, sabemos por qué actúa y es para ocupar el Trono de Hierro y quiere hacerlo con Sansa a su lado, por encima de las reclamaciones de un bastardo como Jon. No obstante, Sansa mantiene sus dudas y huye de él, aunque esa incertidumbre puede ser aprovechada por ese maquiavélico Baelish.
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Sansa desconfía de Baelish y con razón. Fuente. |
El pasado habla
Abrazándose esa escena con la siguiente, contemplamos el bosque que precede al Muro y es allí donde el tío Benjen, antiguo miembro de la Guardia de la Noche y sobreviviente de los Caminantes Blancos, desvela una de las claves de por qué los muertos no han atacado de modo directo el Muro: la magia que lo cimienta. No obstante, ¿no hubo ya dos miembros de la Guardia de la Noche, convertidos, que atacaron desde su interior en el primer libro y en la primera temporada de la serie? Quizás esos no contaban porque los trajeron los hombres de Mormont. Sea como sea, queda la clave de cómo los Caminantes acabarán con esa magia y cruzarán el Muro.
El papel de Benjen, tras su desaparición, ha sido realmente breve, aunque interesante. Ha servido para ofrecer algo de ayuda a Bran y Meera y dejar dos escenas interesantes, aunque su marcha pueda ser algo metida a calzador para algunos espectadores y resulte un comodín para otros.
No obstante, el punto realmente interesante es cuando Bran decide conectar su mente con un árbol sagrado, siguiendo el don de ser ahora el Cuervo de Tres Ojos, como si fuera un drogadicto dispuesto a naufragar en el océano del pasado. Y es ahí, cuando volvemos a esa torre, a ese joven Ned, a ese grito de Lyanna Stark y a la revelación que muchos imaginábamos.
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Fanart de Rhaegar. Fuente. |
La tesis R + L = J es una de esas que ha flotado durante años entre los fans y, una vez se lee los libros, se entiende que era la más posible. No obstante, desde el primer volumen, con la charla de Robert y Ned en la cripta, quedaba claro que Robert amaba a Lyanna y nunca hubiese perdonado que el gran enemigo de Robert, Rhaegar, hubiese estado con ella y ella hubiera engendrado un hijo Targaryen. Acaso, ¿la Montaña no aplastó al bebé de Rhaegar y violó a Elia Martell? Ned no estaba dispuesto a que eso pasase y adoptó a Jon y lo nombró su bastardo. De ahí, que Robert y muchos otros dudasen de la rectitud de Ned y del secreto en torno a los orígenes del muchacho. Pese a esto, los recuerdos de Ned de la justa donde Rhaegar afrentó a su esposa en pos del amor de Lyanna, el «prométemelo» que ella pronunciaba antes de morir y que el propio Eddard le hubiese gustado hablar con Jon y revelarle su origen antes de ser ejecutado, hacía que el libro dejase con bastantes pruebas esta tesis.
Con el breve flashback, se descubre la verdad, aunque no la escuchemos y todo quede narrado en silencio. Bran parece enterarse como el espectador y su papel en esta sexta temporada queda justificado como una herramienta para explicar el pasado, los agujeros e impulsar la trama en su destino.
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Bran, la clave para revelar algunos misterios de la serie. Fuente. |
El futuro calla
Siguiendo esta visión, tenemos a Jon y Sansa que presencian la discusión de los señores del norte sobre qué hacer. Con ayuda de ese personaje que se come la pantalla que es Lyanna Mormont, queda un nuevo Rey en el Norte, nombrado por sus leales, aunque sintamos escalofríos por saber el destino de los señores anteriores. Y las miradas entre Sansa y Petyr, pese a que puedan resultar para algunas exageradas, colocan las claves de los próximos episodios.
Retomando los hilos del inicio de capítulo, el plan de Cersei se muestra finalmente. Jaime se percata de ello cuando su hermana, vestida de negro, es nombrada reina y, sobre su cabeza, es colocada la corona, mientras ocupa el Trono de Hierro, acompañado del tema musical de los Lannister, en lo que promete ser una trama interesante (porque, por mucho que se prometen amor y destruir todo, los hermanos Lannister son los restos de su casa y son aquellos que deben hacer frente a numerosos enemigos). Esperemos que Jaime no sufra la transformación que tiene otro personaje similar, en algunos puntos, como es el de Tom Hiddleston en La Cumbre Escarlata (ya me entenderéis los que la hayáis visto).
Y pasamos a la última escena del capítulo, donde los Greyjoy junto a la reina Daenerys toman rumbo hacia Poniente en sus colosales barcos, donde los dothraki afrontan mejor de lo esperado el surcar las aguas venenosas y todo ello bajo el vuelo de los tres dragones. Una guerra temible se avecina en el horizonte.
La historia continuará.
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El luto de una reina. Fuente. |
Valorando la sexta temporada
Todo el capítulo The Winds of Winter asienta a nuevos enemigos en la futura guerra que parece que tendrá a los Lannister contra todas las casas como Stark, Targaryen, Greyjoy, Martell y Tyrell, además de sus vasallos. ¿A los Caminantes les importará quién ocupe el trono? Cabe preguntarse como Cersei logrará aliados y cómo será el avance de las fuerzas enemigas frente a la sombra de los Caminantes Blancos.
The Winds of Winter, pese a ser el capítulo más largo de Juego de Tronos, no se hace lento, ocurren muchas cosas, pero, quizás, se recalca algo: que todo parece ir demasiado rápido. A lo mejor, fruto del montaje, se antoja que los eventos transcurren en menos tiempo del esperado. Y no es que esté mal montado, es que el ritmo ha cambiado. Todo llevaba más en las primeras temporadas. Muchos esperábamos en la segunda temporada que Dany atacase Poniente, pero han tenido que pasar cuatro temporadas para ello. Y así, multitud de puntos argumentales que se iban resolviendo con lentitud. Ahora, nos extraña que Arya pase de estar en Braavos al castillo de Frey o Varys se teletransporte de Meereen a Dorne para volver a Meereen. Y es que, aunque quizás no se explica, entre escenas deben pasar seguramente semanas o meses.
Continuando el comentario, nos cuestionamos si le ha sentado bien a la serie el hecho de ya no tener que adaptar un libro, ya que Vientos de Invierno aún no ha sido publicado. Si hablamos de ello, sentimos que, como adaptación, la serie ha cogido un ritmo, a veces, demasiado endiablado y rápido, donde, como mencionaba antes, personajes que están a un lado del mundo, en el siguiente capítulo están ya en su destino y resulta chocante cuando en otras temporadas, un personaje ha tardado capítulos y capítulos en llegar a su meta. Al mismo tiempo, algún pasaje puede parecer forzado para que acontezca el nuevo golpe que haga que las piezas sigan cayendo. También pueden llegar a echarse en falta alguna escena más donde se desarrollen los hechos. Disfrutar del festín, que dirían algunos.
Por otro lado, la trama se ha centrado y se han conseguido cerrar varias líneas argumentales, mientras que otras han quedado abiertas a la espera de lo que este por ocurrir en el final de la serie que bien podría llegar en la próxima, la séptima, o la que vendría después, la octava temporada.
Curioso que, cuando la serie ya no ha tenido que adaptar tramas, se haya eliminado tanto el sexo que muchas veces se incorporó a otras temporadas si que estuviesen en el libro.
Sin embargo y, pese a todo esto, considero que la serie Juego de Tronos sigue teniendo suficientes puntos buenos como para hacer que la queramos ver y que no podamos esperar ya a que se estrene la siguiente temporada. Por suerte, también tendremos el libro que, seguramente, se diferencie sustancialmente de lo que hemos visto en esta tanda de capítulos.
Cerrando, ¿Juego de Tronos puede llegar a tener un final feliz? ¿Es posible? Y si lo es, ¿lo disfrutaremos o nos habíamos habituado ya a la oscuridad y la crueldad de la serie? Es interesante pensarlo.
Ahora, no nos queda otra que contar las horas hasta la séptima temporada y sentir el modo en que esa espera se hace inaguantable. ¿Cuándo se estrena la séptima temporada? ¿Cuándo? ¿CUÁNDO? Solo el Viento de Invierno lo sabe.
¿Y a vosotros qué os ha parecido?
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La futura amenaza. Fuente. |