«Lo que importaba era matar, no la muerte en sí.

El producto del asesinato no importaba; cuando pensabas en ello, no era más que carne y vacuidad, aunque la persona que matases ya no estaba allí y eso era algo, al menos. Pero el acto en sí, el momento de quitar y de la pérdida, eso tenía clase. Eso era importante.

Se preguntó qué se sentiría.

Ni perros ni gatos. Un hombre.

Puede que les preguntar uno de estos días»- Jack Ketchum, Joyride. 

Edición de Carfax de la novela Joyride de Ketchum. Fuente.

Un par de capítulos y un servidor ha dejado aparcada esta novela no porque sea mala, sino porque entre lo que estamos viviendo y lo oscura que es su historia, creo que necesito escapar un poco de esta pesadilla. Volveré a ella.

Vaya, qué escritor de terror estoy hecho, ¿eh? Quizá es que nunca he escrito terror…

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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