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Las almas escapan cuando no queda más. Fuente


Un escritor nunca olvida la
primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca
olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y
cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura
será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y
lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que
seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese
momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.

Segundo volumen de la obra inaugurada
por La sombra del viento.
Fuente.

Leí estas palabras por primera
vez en 2008 y no he las he olvidado
; como lector por cómo me influyó El juego
del ángel; 
como escritor por el talento de Carlos Ruiz Zafón, pero mentiría
si no dijera hasta qué punto un juntaletras puede llegar a sentirse
identificado con el inicio de la novela del escritor catalán. 

Hay un momento en
el que los juntaletras pierden su alma si es que alguna vez la poseyeron. Nuestras vidas se resumen en ficciones que van a parar a la nada, aunque rezamos, a veces, porque lleguen al todo.

Vivimos fijos en mundos que no
existen más que en este que es el que nos rodea.
Quizás, porque nos sentimos
ajenos a la realidad, decidimos crear una propia y aguardar que alguien sienta
algo con esa ficción, algo que sea más humano. Y puede que el sueño de la
literatura sea el único dulce que obtengamos.

Luchamos por llegar a ver nuestra
obra en papel y esperar que alguien se emocione con ella, pero la sombra de ser
un auténtico fracaso o caer en la vanidad puede ser algo que nos lleve hasta la
más profunda oscuridad.

Pero ¿qué más da ya? Nosotros sabemos todo de la
oscuridad: hemos vivido en la tinta y nos dedicamos a oscurecer la claridad de
la hoja en blanco. Somos sombras sin almas que vagamos por caminos de nada. Y
sonreímos, lloramos y gozamos con ello. Y hay magia.

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

2 comentarios sobre “El escritor que condena su alma si es que alguna vez la tuvo

    1. Muchas gracias, Mariví. Me alegro de que te haya gustado y no renuncies tú tampoco a la magia. ¡Un saludo enorme! 🙂

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