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Hay algo matando niños es el nuevo título revelación del cómic. ¿Ya habéis conocido a Erica Slaughter? Fuente.

«No soy un superhéroe. No soy más que una triste y agotada damita que sabe cómo matar a esas cosas, y voy a hacer lo puñeteramente imposible para ponerle fin esta vez. ¿Qué me dices?»- Erica.

San Jorge tomó sus armas y mató al dragón. Es una historia tan vieja como el mundo. La presa y el cazador. Una serpiente que devora a otra. Un ciclo eterno. Pero los dragones nunca mueren y los cazadores tampoco, aunque los seres que asolan Archer’s Peak están lejos de ser dragones y Erica está lejos de ser una santa (y ni falta que le hace), aunque sí es una auténtica cazadora.

Ganadora de varios premios Eisner y Harvey, uno podría temerse que Hay algo matando niños (Something is killing the children) fuese uno de esos bodrios celebrados por una crítica que aplaude como una foca a la que le enseñan una pelota y luego son apaleadas. Por suerte, esta obra de James Tynion IV y Werther Dell’edera es un cómic que nos lanza a una historia de terror y aventuras que alguna vez escapa de los convencionalismos habituales (y cuando no lo hace, también lo hace bien) para narrarnos qué es lo que se esconde en las sombras.

Erica Slaughter, la carismática cazadora de monstruos badass de esta serie. Fuente.

Monstruos más allá de la nostalgia

Aplaudo, en primer lugar, cómo el cómic muta de ser una especie de thriller con algún toque de slasher ochentero, para entrar dentro del terreno sobrenatural y tomar a una cazadora de monstruos como principal aliciente para este tebeo que es capaz de horrorizarte en un página para después emocionarte con una escena de acción, sin olvidar lo gris de la existencia de sus personajes. Tynion IV no tiene piedad y se agradece leer una historia que no es edulcorada para que el público intente tragar lo que sea. Y, aunque no sea lo primordial, queda el suficiente misterio presente: ¿qué son las criaturas que matan niños? ¿Cuál es el pasado de Erica? ¿Por qué los niños ven a estos seres y los adultos no? ¿Hay un elemento alienígena o es algo peor, algo que nace de nosotros mismos y nuestros miedos?

Pero ¿de qué va Hay algo matando niños? Archer’s Peak es una diminuto localidad de Wisconsin, la típica que vemos al comienzo de una película de terror con su cartelito de cuántos habitantes viven y todos esos elementos tan socorridos. Hay un problema. Varios niños han desaparecido y de ellos solo se han encontrado sus cadáveres mutilados (si es que se ha encontrado algo). Una cazadora de monstruos, llamada Erica Slaughter, es la última esperanza de aniquilar a las criaturas que han convertido Archer’s Peak en su despensa.

Dell’edera se luce con las escenas de acción del cómic. Fuente.

No es Stranger Things (menos mal)

Por supuesto, Tynion se centra en los personajes de Archer’s, desde los padres que no superan las pérdidas de sus hijos hasta un joven que quiere recuperar a su hermana o un chaval que sirve de protagonista de los primeros números, al que todos culpan de estar tras los asesinatos, ya que es el único que ha sobrevivido al ataque de los seres que habitan el bosque… Pero el mejor personaje es Erica, con todo lo que trae consigo, y me refiero a una extraña orden de cazadores de monstruos que van ataviados con pañuelos con colmillos dibujados. No solo es la estética, sino cómo se representa la hermandad, lo que ha hecho que me enganche a la serie.

Hay algo matando niños recuerda también al cine de los ’80 y revivals como Stranger Things. Por suerte, a diferencia de los hermanos Duffer, James Tynion IV no se enamora demasiado de sus personajes y abraza algunas ideas de vigilantismo pulp que resucita las viejas leyendas sin tener que convertirse en un festival de nostalgia indiscriminado. Pienso que sería algo anodino caer en lugares comunes como los que señalan cierto parecido con la obra de Stephen King, así que prefiero comentar que, por ahora, es una gratísima sorpresa para un mercado del cómic saturado de novedades con cada vez menos empaque.

El coloreado juega un papel fundamental en Hay algo matando niños. Fuente.

Dando vida al horror

Sobre el visceral arte de Werther Dell’edera, tiene un estilo propio marcado por el cómic, pero también un estilo de ilustración que recuerda a los cuentos infantiles o las novelas juveniles si estas se convirtiesen en un festival de sangre (cosa que tampoco nos vendría mal de vez en cuando, sabiendo lo odiosos que suelen ser sus protagonistas). La composición suele ser equilibrada, jugando con el ritmo sin caer en un pasapáginas de manual, lo que hace que realmente disfrutemos del cómic como lo que es, una obra de noveno arte y no un storyboard para una serie cutre de Netflix.

El color de Miquel Muerto es una apuesta más, desde la oscuridad de las criaturas que atestan el bosque pasando por el rojo de la sangre, Hay algo matando niños no sería el mismo cómic sin el dúo gráfico de la serie.

En cuanto a su edición, BOOM! Studios publica en Estados Unidos esta serie que comenzó como una obra limitada de cinco números y que se ha transformado en una de las obras más llamativas de los últimos años, que demuestra que DC y Marvel no deben dormirse en los laureles.

Puede que si DC no se hubiese cargado Vertigo, tal y como lo conocíamos, ese fuese el sello perfecto para la serie, ya que recuerda al tono oscuro de las obras que solía publicar, pero bueno, mejor para BOOM! Studios. Mi único temor es que Tynion acabe siendo sobreexplotado como le ha ocurrido a Jeff Lemire, ya que se prepara un spin-off sobre la Casa Slaughter y me temo que acabe convirtiéndose todo esto en una especie de Black Hammer del terror.

Parece que ya hay una adaptación en marcha con Mike Flanagan (La maldición de Hill House, Doctor Sueño…). Esperemos que no nos decepcione. Fuente.

Un paso más allá del terror

La serie Hay algo matando niños toma una decisión muy valiente en su tercer tomo. Lejos de alargar más la trama, James Tynion IV decide concluir varios de los puntos que se fueron abriendo en los tomos anteriores. Es así cómo vemos el enfrentamiento entre las Sombras y los habitantes del pueblo, además de la llegada de otros miembros de la Orden de San Jorge.

Por suerte, también tenemos algunas revelaciones sobre cómo aparecieron los monstruos, cómo Erica se convirtió en miembro de la Orden y cuál es el destino de ese pequeño pueblo asediado por los monstruos.

Además, se concluyen varias líneas que hacen que el cuarto tomo dibuje un nuevo horizonte para la serie. Aunque se siente que pisa un poco el freno y tiene ciertos problemas al depender del «decompressive storytelling«, es un tercer tomo necesario antes de empezar a abrir el mundo de los personajes que hemos ido conociendo a lo largo de la historia.

Reseña de Hay algo matando niños
Como puede ver el lector incluso en la portada, el tercer tomo de Hay algo matando niños da un paso adelante.

Los orígenes de Erica

Otro paso valiente en cuanto a su narrativa es el dado en el cuarto volumen de Hay algo matando niños. En él, descubrimos el pasado de Erica Slaughter: cómo su mejor amiga y su madre fueron asesinadas de forma salvaje por uno de los monstruos y cómo ella logró escapar. Jessie, una de las cazadoras, se convertirá en su mentora y le hará descubrir nuevos secretos de la Orden de San Jorge.

Estos cinco números de la serie de James Tynion nos permiten descubrir también gran parte del lore de la Orden: cómo surgió, en cuántos segmentos se divide según el color de la máscara que utilicen, quiénes son sus líderes, a qué tipo de bestias se enfrentan…

Del mismo modo, profundizamos en los traumas de Erica y descubrimos los primeros pasos que la condujeron a convertirse en la guerrera que hemos visto en los arcos anteriores. Además, pervive una moraleja muy oscura: quizá ella misma sea un monstruo y de ahí que haya sobrevivido y domado a una bestia como Octo.

El mayor «pero» de este volumen es que sentimos que es una parada en la narración. Si bien es necesaria, los cinco números padecen ese mal actual del decompressive storytelling que hace que, en realidad, parezca un solo capítulo.

Pese a todo, James Tynion IV no deja de mostrarnos un mundo fascinante que cobra vida gracias a un Werther Dell’edera y un Miquel Muerto que están en estado de gracia durante todo este cuarto volumen.

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En el cuarto tomo de la serie, James Tynion IV explora el lore de la Orden de San Jorge, pero también el origen de Erica.

La Casa Slaughter

Como comentaba recientemente a raíz de la lectura de El Departamento de la Verdad, obra también firmada por James Tynion IV, el mayor problema del autor es que hace que sus historias se alarguen hasta el punto en que el mensaje original se diluye. Esto, en el mundo de las franquicias cómiqueras, podemos verlo con La Casa Slaughter, spin off de la serie original.

Con historia de Tynion IV y Tate Brombal, quien se encarga del guion, narra cómo Aaron llegó a convertirse en mentor y enemigo de Erica. A su vez, conocemos a Jace, superviviente de la orden de cazadores de Nueva Orleans. Aaron es un máscara negra y Aaron un máscara blanca, pero ambos acabarán enamorándose. Quince años más tarde, veremos cómo Jace tiene la misión de cazar a un monstruo que es, nada más y nada menos, que -oh, sorpresa- Jace… Y poco más, salvo alguna escena y algún cruce temporal mediante analepsis y prolepsis que resulta llamativo.

¿Love and monsters?

Aunque La Casa Slaughter un cómic entretenido, poco aporta a la obra original salvo un par de líneas más para Aaron. Cualquier atisbo de la mitología de las casas de asesinos de monstruos se queda en nada frente a un cómic donde todo resulta ya conocido y nos hace preguntarnos si era realmente necesario. Pero vivimos en la época de las franquicias y siempre parece necesario que haya un nuevo cómic que ocupe un lugar en las estanterías y sus guerras de títulos mensuales.

Por su parte, en el dibujo tenemos a Chris Shehan, que no llega a la altura del dibujo original, mientras Miquel Muerto se ocupa del coloreado.

Queda la sensación que, como el dibujo o el guion, La Casa Slaughter será disfrutada por los fans de la serie original y poco más. El terror es sacrificado por la fantasía oscura y el mensaje se pierde.

«Una casa se desmorona sin sus leyes, Jessica. Son nuestras costumbres las que sostienen los cimentos. nuestra disciplina la que apuntala el techo y nuestra vigilancia la que actúa como centinela en sus puertas».

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La Casa Slaughter es una serie derivada de la obra original. Café para muy cafeteros.

Conclusiones

En España, Planeta Cómic ha editado los tomos de la serie, incluyendo cada uno de ellos unos cinco números. En el caso del segundo volumen, nos han obsequiado con un pañuelo como el de Erica (a ver si eso nos anima a cazar monstruos). A modo de extra, tenemos portadas alternativas, aunque echo en falta saber más sobre el proceso de creación de la serie (curioso que es uno…)

Por ahora, mientras los monstruos que solo pueden ver los niños destruyen un pequeño pueblo, una cazadora lucha contra esos seres y nos demuestra que queda esperanza en su cruzada… Pero, mientras, hay algo matando niños.

Portada del spin-off de Hay algo matando niños: La Casa Slaughter (cuyo título recuerda a uno de los cuentos del bueno de Richard Matheson). Todavía no se ha publicado en nuestro país. Fuente.

[Esta crítica se actualizará a medida que se publiquen los siguientes volúmenes de la serie].

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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