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Shang-Chi es la nueva apuesta de Marvel Studios para ampliar su Universo Marvel Cinematográfico. Fuente.

Me
gusta que las películas que adaptan cómics de superhéroes tengan corazón.
Es el
alma de las historias la que hace que una obra sea realmente interesante, no
los efectos especiales o tomar de un cómic u otro. Por suerte, la nueva apuesta de Marvel: Shang-Chi y la
leyenda de los Diez Anillos
tiene corazón.

Marvel Cómics siempre se caracterizó por tomar diversas influencias: literarias, cinematográficas, legendarias… para expandir su Universo. En
1973, los famosos Steve Englehart y Jim Starlin aprovechaban el auge del cine de artes
marciales para crear al personaje cómiquero de Shang-Chi, que lograría una gran
popularidad durante diez años y que, más tarde, se convertiría en invitado de
honor de series como Los Vengadores de Jonathan Hickman. Ahora, Marvel Studios
ha optado por aprovechar a este personaje en la gran pantalla, refrescar la
mitología del Universo Marvel Cinematográfico añadiendo pinceladas de la cultura asiática, sin descartara la enorme cantidad de público que hay en China. ¿Lo habrá logrado?

Los entrañables personajes de esta historia son uno de sus puntos fuertes. Fuente.

 

Búsquedas y antihéroes

La
película dirigida por Destin Cretton nos cuenta la historia del protagonista
que da nombre a la cinta: Shang-Chi, un joven chino que ha huido toda su vida de su
legado y de su padre, Wenwu, un inmortal villano que ha dado base a toda una
leyenda negra, la leyenda del Mandarín. Cuando Wenwu decide buscar a sus dos
hijos para recuperar el fantasma de su esposa, Shang-Chi no podrá seguir
huyendo y junto a su hermana Xialing y su amiga Katy harán frente a la amenaza de los Diez
Anillos.

El mayor acierto del film son los personaje. Simu Liu y Awkwafina
hacen que sus personajes resulten entrañables para el público, siendo esos dos
veinteañeros que no saben muy bien que hacer con su vida y que no apuntan a
nada, por tanto, no podrán alcanzar nada, como se dice en cierto segmento. Pero,
sin duda, al que es un placer ver en la gran pantalla es a Tony Leung, fantástico
actor chino al que hemos visto en clásicos como Deseando amar, y que aquí
construye a un villano consumido por el deseo de recuperar a su esposa, tras que
ella sirviese para que se redimiese de su pasado como milenario señor de la
guerra. Puede que darle más minutos al villano sea lo que haga que no caiga en lo más formulaico de otros enemigos de cómics trasladados a la gran pantalla.

Shang-Chi busca toda la espectacularidad del misticismo chino. Fuente.

 

Cine asiático y acción

A su vez, Shang-Chi es otro paso más en el carácter mítico de Marvel. Si
Pantera Negra sirvió para presentar una película centrada en la cultura de
Wakanda, un imaginario país africano, Shang-Chi sirve para relatar la historia
de un personaje chino y levemente trata implicaciones como crecer fuera de
China o el legado del gigante asiático en la cultura occidental.
Desde su
introducción, con la voz en off en chino, narrándonos la historia como si fuese
un cuento milenario, se busca cautivar al espectador occidental con los dones
de las historias de origen asiático y funciona en gran medida. A modo de representación, el reparto, casi por completo asiático, consigue indagar en otra vertiente del Universo Marvel y variar más a la hora de desarrollar sus historias.

En
cuanto a las escenas de acción, se agradece que Destin Cretton no haya optado
por crear peleas troceadas sin más en la sala del montaje, sino que opte por coreografías
que van desde la acción del cine de artes marciales hasta la hipérbole de los
superhéroes, como vemos en la pelea en el autobús o en la lucha en el exterior
del andamiaje del círculo de combate. El wushu de Shang-Chi está recreado con interesantes
soluciones y guiños a películas como Kung Fu Hustle, lo que aporta momentos de cine de acción de artes marciales que atraen al espectador.

Es una pena que la película no aproveche del todo a personajes con diseños tan interesantes como este. Fuente.

Adaptar a Shang-Chi

El
guion de Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos se centra sobre todo en la búsqueda y, una vez más, en el viaje del héroe de Joseph Campbell
y en los problemas familiares como punto de partida de esta historia de
aventuras. Hay cierta arritmia después de todo un primer acto que resulta muy
prometedor. A ello se añaden las «salvaguardas» oportunas, como laberintos que no importan tanto, la idea de proteger una puerta sin tener a soldados ante ella y pequeños elementos que no encajan del todo (pero tampoco importan demasiado). El guion va de un punto a otro sin grandes sorpresas, dando con
todas las claves del libreto y ofreciendo un tercer acto que, aunque es espectacular,
puede llegar a ser previsible y algo carente de presupuesto en cuanto al número
de tropas.
No llega a ser tan loca como la reciente Suicide Squad, pero sí logra ser un relato más clásico e incluso atractivo a la hora de profundizar en otra vertiente del subgénero de los superhéroes.

A nivel de adaptación, la cinta decide tomar solo los elementos principales del personaje e inventarse todo lo demás. En
Internet ya se leen varias críticas sobre la falta de fidelidad con el personaje
de los cómics (ahora parece que hay muchísimos fans de un personaje poco conocido
como Shang-Chi), pero la película funciona como tal y no será el primer
personaje lejos de la primera división que es reinterpretado en la gran
pantalla (recordemos a Blade). No obstante, tenemos una película de orígenes que llama la atención
lo suficiente para que queramos saber más del personaje, así que, por esa
parte, cumple.
Señalaría, eso sí, que existe cierta sospecha de que esta película es ocupa
el espacio que hubiera ocupado una película de Puño de Hierro, que se volvió
imposible cuando, de forma penosa, fue llevado este personaje al formato de
serie de Netflix.

Por otra parte, los
efectos especiales juegan un rol importante a la hora de adaptar los poderes de los cómics. Son deslumbrantes casi todo el tiempo y el diseño de
producción es muy interesante a la hora de concebir las diferentes criaturas
de la cultura china y los cómics de Marvel. Puede que haya algún momento menos
conseguido, pero es comprensible debido a los diversos problemas de producción
que debe haber traído la pandemia. Y tampoco importa si la historia cumple (por previsible que sea).

Sobre
la banda sonora, aparte de aprovechar algo de rap y pop, la parte instrumental no consigue ningún leitmotiv destacable y su compositor, Joel P.
West
, lo que consigue es crear acompañamientos dignos para cada escena (con elementos musicales e instrumentos chinos), aunque no
sea memorable.

Shang-Chi demostrando sus poderes. Fuente.

En
cuanto a las conexiones con el Universo Marvel, pese a que la película explora otra vertiente, también sentimos que está integrada dentro de la franquicia y que sirve para cumplir con cierto sector del fandom que pedía a un auténtico «Mandarín», aunque aquí verán todavía más variaciones sobre el villano de los cómics de Iron Man.

Tenemos referencias al rol del
Mandarín en Iron Man 3, la aparición de la Abominación de El Increíble Hulk y,
sobre todo, a Wong, el compañero del Doctor Strange, que nos insiste en la
importancia que Stephen tendrá en las próximas películas de la franquicia, como
Spider-Man: No way home y, por supuesto, la prometedora secuela de su película
en solitario Doctor Strange: In the multiverse of madness.

Los Diez Anillos volverán, tal y como prometen las escenas poscréditos. Fuente.

El corazón de la dragona

Una vez comienzan los créditos finales, el
espectador se queda con su aire de fábula y, sobre todo, con el personaje de Wenwu y su búsqueda de
redención para luego caer en la más profunda de las sombras, pero también con
la lucha de Shang-Chi por superar su pasado. Es lo que hace que nos
identifiquemos con estos personajes y es donde radica el corazón de la película
que, entre pelea, chascarrillo y dragones, consigue latir en lo más profundo de
su trama.

En
definitiva, Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos es una pieza más de ese
enorme mosaico que es el Universo Marvel. No creo que Marvel Studios haya caído en lo más formulaico y sí me ha gustado más que Viuda Negra, que no dejaba de ser un epílogo al personaje de Natasha Romanoff y poco más, y que será recordada, más allá de por sus fantásticos créditos, por todo el jaleo judicial que se ha formado por los problemas del contrato de su protagonista. 

Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, en cambio, resulta correcta, entrañable,
llamativa y espectacular, aunque haya puntos donde no destaque como una obra
maestra. Es un film que es muchas cosas: puro entretenimiento desmedido, es misticismo y cultura china, es
un cómic y se agradece que no se olvide de ello. Quienes busquen esto, lo
encontrarán como Wenwu halló lo que se ocultaba en lo más profundo de sus anhelos.

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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