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Coco de Pixar o la nueva película que no volveré a ver para no hartarme a llorar. Gracias, Pixar. Fuente.

Una vez
dijo Pauline Kael que odiaba Candilejas
porque era una película donde Charles Chaplin estaba empeñado en
manipularla como espectadora para hacerla llorar. No entraremos a discernir lo
que quería decir Kael, que siempre fue una dramaturga frustrada (sería
un drama -para sus seguidores- descubrir que también fue una crítica frustrada),
pero el arte siempre busca conmover mediante estrategias y esas estrategias
son, queramos o no, parte de la manipulación
(ahora bien, podríamos
entender que hay películas donde esta manipulación es más clara y evidente, y
eso nos molesta). El caso es que la última media hora de Coco
tiene como objetivo hacerte llorar. Con la cantidad de lágrimas causadas por el
final de Coco, se podrían llenar un par de piscinas olímpicas. Es
como darte una paliza el día de tus cumpleaños. Es, básicamente, como
recordar a todos los que se han ido.
¿Es eso un acto de “maldad” por parte
de sus creadores? Si recordamos la necesidad de la catarsis de la que nos
hablaba Aristóteles, ese proceso por el cual el espectador descubre
sentimientos que no conocía en sí, Coco es catártica. No es un
drama sin más, que se regodea en todo lo triste y lacrimógeno, sino que propone
a partir de unos valores muy marcados buscar que el espectador realice el mismo
viaje por la memoria que realiza su protagonista. Y también una hartada de llorar.

Coco nos devuelve lo mejor de Pixar con una animación deslumbrabte. Fuente.

 El Día de
los Muertos

Dirige Lee
Unkrich
, que ya era un experto en hacernos llorar con Toy Story 3
(la mejor de la franquicia), y Adrián Molina, a partir del guion del
propio Molina y Matthew Aldrich (basándose en la historia de Unkrich,
Aldrich, Molina y Jason Katz
), para descubrirnos que Coco es
la historia de Orfeo (la importancia de la música), es la Divina
Comedia
(tenemos guiño a Dante), es el descenso de Eneas al
Hades para descubrir su destino y, por tanto, una reinvención de todas las
obras que tratan sobre la travesía al mundo de las almas y la búsqueda de
la inmortalidad a través de la memoria y el arte. Aparte de darle una paliza a nuestros sentimientos, Coco trata de la aventura del joven Miguel,
un niño que quiere dedicarse a la música, como su héroe, Ernesto de la Cruz.
Acabará emprendiendo un viaje a la Tierra de los Muertos para conocerlo, ya que
cree que es el antepasado del que la familia no habla.

A menudo, en
las críticas se lee que cuando mucha gente forma parte del proceso de creación
de una película, peor es; que cuando un guion lo firman muchas personas, es
peor.
Puede que lo sea si no hay colaboración; es decir, cuando un guion
pasa por varias reescrituras sin que exista un consenso sobre lo que va la
película. De lo contrario, si existe un río creativo, tenemos películas que
nacen de un proceso de mejorar una obra sin intentar imponer una única visión y
creo que los seis años de creación de Coco demuestran cómo esas
ideas pueden madurarse, cambiar, refinarse.
Cuando vemos los documentales sobre
las creaciones de las películas de Disney o Pixar nos damos cuenta de toda la
maquinaria narrativa. Todo en Coco está creado para ser una
película efectiva. Y esto, visto el cine actual, no es tan fácil.

Coco es una
película que recoge premeditadamente todos los aspectos de las películas de
Pixar, desde ambientes mágicos y coloridos, pasando por la exploración de los
personajes en su particular viaje del héroe con un guion sumamente estudiado y
perfilado, y sumar la música del excelente Michael Giacchino, que aquí
añade todas las melodías que asociamos con la música mexicana. Puede que sí,
que exista cierta sensación de que todo funciona como una máquina digna de ser
analizada en las escuelas de cine, pero a menudo nos quejamos de obras
artísticas que fallan en diversos puntos (¿son más humanas?), ante el posible
debate de qué es mejor:
una obra maquinal que funciona porque nos conmueve o
una obra humana que falla y puede que no nos conmueva tanto como desean sus
creadores (quizá no existe ni siquiera esa distinción), lo que sí podemos decir
es que Coco logra hacernos reír, llorar, pensar y todo lo que se
propone.

Coco emprende el mismo viaje que Orfeo y tantos otros antes que él. Fuente.

Además, la
película es una celebración de la cultura mexicana sin caer en una versión
americanizada, aunque sí tocando todos los puntos que parece que tiene que
tocar obligatoriamente (incluida Frida Kahlo o el Santo). Hay
cierto sector que ha señalado sus parecidos con El Libro de la Vida,
porque ambos tratan del Día de los Muertos en México. Es como decir que todas
las películas sobre la Navidad copian la misma película. Porque el Día de Muertos
sea una fiesta menos vista en el cine de animación, esto no quiere decir que
sea una copia. Además, muchos guardamos un grato recuerdo del segmento sobre México
de The Halloween Tree (El árbol de las brujas), adaptación
animada de la novela de Ray Bradbury.

Lo que sí
es cierto es que Coco nos da un argumento más a la hora de
defender el cine de animación: personajes carismáticos, humor, moralejas,
entretenimiento, mundos deslumbrantes, memoria, una celebración de la vida y la
muerte… Si la mayoría de las películas que se dicen de carne y hueso que
estrenan las grandes de Hollywood tuviesen la mitad de corazón que tiene Coco,
no ganaríamos para pañuelos. Esperemos que no haya una segunda parte. No nos
hacen faltan secuelas de Coco para, como cantan en la película, la
recordaremos (y nos hartaremos de llorar).

 

Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

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