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Si no vibras con la banda sonora de Mad Max: Furia en la carretera, estás muerto. Y si no lo haces con la película, puede que también.
La semana pasada la vi y, aunque no he podido hablar de ella todavía (estoy escribiendo Las Chicas Steampunk, escribir esta entrada es mi descanso…), sí puedo deciros que si algo ha demostrado George Miller con esta cinta es su capacidad para crear personajes icónicos a partir de un par de pinceladas… Y lo hace con un estilo fantástico.
Uno de mis personajes favoritos ha resultado ser el Doof Warrior, ese guitarrista psicótico y desfigurado que porta una máscara hecha de la piel de la cara de su madre muerta, y que crea la banda sonora de los perseguidores de Furiosa, las Novias y Max a través del desierto en busca de la Tierra de las Muchas Madres.
Si en el pasado los ejércitos optaban por los tambores de guerra (y no hace mucho se decía que los estadounidenses llegaron a asediar a cierto enemigo con música heavy), en el mundo baldío, el Doof Warrior representa la música infernal de un guerrero que nos avecina el coro del apocalipsis. Y de qué manera… Una locura más que nos creemos en este futuro sombrío.
En definitiva, si podéis verla, vedla. Yo necesitaba pasarlo bien y tomar pilas para escribir…, y vaya si lo ha conseguido (doscientas páginas después…). Y la banda sonora ayuda. Y mucho.
