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Akira, uno de los mangas más conocidos de la historia y lectura ineludible para los aficionados a este arte. Fuente.

La revolución que supuso el manga y la película Akira nunca ha vuelto a ser igualada. ¿Cómo podría cuando fue una serie que cambió cómo se veía el manga y el anime fuera de las fronteras de Japón? Un ejemplo que sirve de paradigma está en aquella España de comienzos de los ’90, acostumbrada a Oliver y Benji o Dragon Ball, pero que no imaginaba lo que estaba a punto de ocurrir cuando empezó a ver aquella explosión atómica que arrasa con Neo Tokyo y que da pie luego a una moto roja que cruza el horizonte. Akira lo cambió todo: la forma de ver el manga, de leerlo, y de apreciar el anime. Fue el nacimiento de una pasión que todavía permanece.

¿Qué es el poder?

¿Qué es el poder? ¿La fuerza bruta? ¿El conocimiento? ¿La falta de ética y moral? ¿Una combinación de todos ellos o algo que va más allá? ¿Y qué es el superpoder? ¿Cuál es el límite de una personaje que puede ser un dios gracias a sus capacidades, que están por encima de cualquiera de nosotros?

El filósofo Nietzsche hablaba del superhombre, un ser superior al estar por encima del bien y del mal, conceptos heredados del cristianismo. No olvidemos que a este autor se le atribuye la frase “Dios ha muerto y lo he matado yo”.

Las ideas de Nietzsche fueron tergiversadas para convertirlas en parte del movimiento nazi, que se impuso en Alemania y que llevaría a la Segunda Guerra Mundial.

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Y entonces llegó Superman…

¿Es un pájaro? ¿Es un avión?

En 1938, en Estados Unidos, surgiría su propio superhombre: Superman, un personaje de cómic creado por dos jóvenes judíos, Joe Shuster y Jerry Siegel. Pronto, se convertiría en todo un símbolo de lo que era el llamado superhéroe, un ser con poderes increíbles pero que lejos de utilizarlos para dominar a otros, los usaba para salvarlos.

Poco después, en nuestra realidad, el ser humano demostraba un poder inconmensurable al arrojar las bombas de Horoshima y Nagasaki. La gran cifra de muertos y la destrucción causadas ocasionaron el final de la Segunda Guerra Mundial. Oppenheimer y el resto del proyecto Manhattan habían demostrado qué suponía ser un dios, pero no de la salvación, sino del apocalipsis para lograr esa supuesta salvación.

Lejos de comenzar un período de paz, empezaría la Guerra Fría. La amenaza de destrucción mutua asegurada hizo que Estados Unidos y la URSS mantuviesen una política de contante amenaza, ambas potencias con el dedo encima del botón rojo que iniciaría no una guerra, sino el fin del mundo debido al intercambio de ataques atómicos. Sus conflictos se resolverían en países y potencias satélites donde el capitalismo y el comunismo se disputaba el poder, como Cuba.

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El Doctor Manhattan es uno de los personajes más fascinantes de Watchmen, además de ser el único que cuenta con superpoderes. Su nombre proviene del proyecto que creó la bomba atómica. Watchmen es un gran reflejo de este período. Cuando se crea a Manhattan, en los periódicos aparece el «superhombre existe y es americano», pero el autor de esa frase dijo realmente «Dios existe y es americano».

La llegada del anime y el manga

Mientras, Japón, mellada por la Bomba Atómica y el sentimiento de derrota, se convertiría en una sociedad destruida de, cuyos monstruos, surgió también una nueva forma de expresión artística, el manga y el anime.

Autores como Osamu Tezuka, el dios del manga y gran fan de Disney (compañía que acabaría copiando a Tezuka con obras como El rey león), revolucionaría el panorama de la animación. Personajes como Astro Boy eran reflejo de una sociedad que se había visto arrasada de la noche a la mañana y que había visto cómo su esencia desaparecía con dos explosiones de luz.

Pero no fue hasta finales de los ’80 y comienzos de los ’90 cuando llegaría Akira, de Katsuhiro Ōtomo , una manga y una película que lo cambiaron todo.

Tezuka
Justamente Tezuka es autor de Adolf, historia sobre tres personajes que tienen este nombre durante la Segunda Guerra Mundial.

El origen de una odisea

El creador de esta obra no es otro que Katsuhiro Ōtomo, que venía de trabajar en obras como Pesadillas (Domu). Como bien sabrán los conocedores de su obra, Pesadillas es una obra que trata más sobre la ciencia ficción que sobre el terror, además de ser un experimento o ensayo de muchos conceptos que se repiten en Akira: la responsabilidad sobre el poder, las mutaciones, el horror, la muerte, la sociedad japonesa, etc.

Siempre interesado en el mundo de la ciencia ficción, la ilustración, el manga y la animación, Katsuhiro Ōtomo se convertiría en el hombre detrás del manga y de la película. La cinta cinematográfica es un ejemplo de muchas de las virtudes y una obra imborrable para muchos, como sabréis. Sin embargo, siempre es recomendable acudir hasta el manga y conocer todo el nivel de esta inmensa historia.

Kaneda persiguiendo su destino por las calles de NeoTokyo. Fuente.

Más allá del fin

Akira nos traslada a un Japón que se recupera de la destrucción de una supuesta bomba atómica caída a finales del siglo XX, en 1992. Varias décadas después, el estado, altamente militarizado, experimenta con una serie de niños para desarrollar sus poderes. A todo esto, los jóvenes huérfanos, considerados parásitos, son enviados a academias similares a reformatorios.

Dos de ellos son Kaneda y Tetsuo, que tienen una pandilla de moteros con los que se dedican a actos de vandalismo, los cuales se toman como un divertimento. Sin embargo, todo cambia cuando se cruzan con uno de los sujetos experimentales, Kaneda roba una misteriosa droga y conoce a Kei (una chica de la resistencia) y Tetsuo acaba en el hospital.

Ese inicio desencadena una serie de actos que pocos podrían imaginarse. Y todo esto, de modo muy resumido, es lo que pasa en el primer tomo, aunque, sin duda, sorprende la rapidez del avance si tenemos en cuenta lo que se cuenta en la película (la cual adaptaría más o menos los dos primeros volúmenes y parte de un tercero).

Segundo tomo

El segundo tomo avanza muy rápido gracias al uso de las escenas de acción a las que suele recurrir Katsuhiro Ōtomo. Los niños de los experimentos han visto el futuro y saben que Tetsuo es peligroso, que pronto buscará despertar a Akira, lo que conllevará el fin del mundo. Una de ellos usará a Kei como arma para matar a Tetsuo.

No todo irá bien durante la persecución en las instalaciones militares donde están encerrados: Tetsuo se muestra como un ser despreciable e intenta destruir a los otros niños (Kiyoko, Takashi y Masaru), localiza dónde está encerrado Akira y decide liberarlo. Kei y Kaneda (que sigue siendo un niñato) no pueden hacer nada para evitarlo y así es cómo despierta ese monstruo, el 28, que lleva esperando criogenizado durante mucho tiempo.

Este es, sin duda, un tomo frenético y un avance de la historia. Puede que la acción sea tanta que no da tiempo para respirar (y el tomo de unas trescientas páginas se lee en nada), pero es un paso adelante espectacular.

«Debemos… controlar el futuro. No hay solo un camino. Nosotros no podemos manipular el futuro. Lo que ocurra ahora solo depende de ellos»- Kiyoko.

Pese a la fama de Kaneda, Kay (o Kei) y Tetsuo son los auténticos protagonistas del manga (al menos, para un servidor). Fuente.

Tercer tomo

En el volumen tercero de AkiraŌtomo despliega de nuevo toda su potencia gráfica para narrarnos la persecución de varios bandos en pos del pequeño Akira. A menudo, el lector puede involucrarse en la narrativa de las viñetas, aún sin hacer caso a los bocadillos de texto y demás. Es pura energía y dinamismo del splash page y diversas técnicas desplegadas por un artista en su punto más fuerte.

Al borde de una nueva guerra mundial y con Japón en estado de emergencia, con militares en las calles y el Coronel preparando un golpe para tomar el poder, nos embarcamos en un volumen con acción a raudales, con la visión de las consecuencias de las decisiones y la complejidad del juego de intereses de algunos personajes como Nezu o Lady Mayako y sus niños, como Sakaki.

SOLDADO: ¿Qué hacemos, coronel?

CORONEL: Ya da igual.

La presencia de Tetsuo en el tercer tomo queda en un segundo plano, mientras que Kaneda, más que un protagonista, sigue siendo el testarudo antihéroe testigo de los personajes que realmente están cambiando la historia de este mundo donde los superpoderes tienen consecuencias siempre sobre las personas normales, aquellas que afrontan la barbarie, las revueltas, su vida… ¿Qué moralidad queda para el superhombre, como se preguntaría el filósofo Nietzsche?

«Si un objeto muy poderoso cae en manos de un hombre de esos, no le servirá de nada porque no sabría cómo controlarlo. Por lo tanto no le reportaría ningún beneficio. ¿Entiendes lo que te digo, ratoncito mío?»

Tetsuo y Akira, dos hijos de un mundo devastado. Fuente.

Cuarto tomo

En el cuarto tomo hay otra ausencia notable y es la de Kaneda. Si en el tomo tres desaparecía Tetsuo, en este se profundiza en el personaje convertido en un villano, en cómo usa las drogas y exige mujeres que le complazcan, un ser que no duda en ser un tirano, mientras usa a Akira de escudo, aunque ¿quién puede controlar a Akira?

Esta parte de la historia nos plantea un nuevo terreno, nuevas alianzas y un mundo después del apocalipsis, donde surge el Nuevo Imperio de Japón, comandado por Tetsuo y Akira, y la resistencia representada por lady Mayako y su súbditos. Además, el triunfo no se decide solo mediante la violencia o las persecuciones y engaños entre los diferentes bandos, sino por aquel que posea a los niños con los que se ha experimentado en todo ese tiempo.

Los secundarios cobran vital importancia, como Chiyoko, la fiel mujer que protege a Kay y los críos, mientras que otros principales se reivindican, como el Coronel, que ha perdido todo su poder. Además de la consabida destrucción, también se avanza sobre qué es Akira y cuál es el futuro de este mundo más allá del apocalipsis tras el encuentro entre Tetsuo y lady Mayako.

El universo fluye hacia una conclusión. Lo que está alto estará bajo, lo que es denso será líquido. El orden buscará la entropía… El último giro hacia la uniformidad de las cosas es inevitable e irreversible.

Kaneda contra Tetsuo. Fuente.

Quinto tomo

En el quinto tomo nos acercamos al final y entran en escena las fuerzas de Estados Unidos y un grupo de científicos que quiere parar el avance de Akira y Tetsuo, descubriéndose el papel de un soldado enviado ya tras las líneas enemigas y los diferentes ataques para acabar con ambos.

Seguramente, uno de los grandes instantes es cuando, durante la celebración de la instauración del Imperio, Tetsuo decide demostrar su poder dando un puñetazo a la luna y desembocando una serie terrible de maremotos y tormentas en la Tierra.

En este punto, Mayako planea utilizar a Kay como llave para evitar los planes de Akira y Tetsuo, pero el punto más importante, más allá de Kaneda y sus batallas, está en cómo Tetsuo ya no puede absorber más su poder y empieza a perder el control.

Sexto tomo

En el sexto tomo asistimos a un desenlace que, como toda la serie, está plagado de acción. Recuperamos a todos los personajes hasta el momento y contemplamos cómo se ataca sin cuartel a un Tetsuo que ya no tiene nada de humano salvo unas ideas dispersas dentro de una mente que yace en un cuerpo enfermo y amorfo.

Los planes de Mayako, el resto de los niños con poderes y las aventuras de Kaneda conducen al grupo hasta una batalla final donde vemos en qué punto comenzó realmente esta historia y quién era Tetsuo, al fin y al cabo, un producto más de la guerra, que ha perdido incluso a la esclava que llegó a querer, mientras todo el imperio se viene abajo.

Tetsuo será devorado por el poder, pero la pérdida de su brazo es uno de los puntos más conocidos del manga. Fuente.

Despidiendo a Akira

Uno de los problemas comunes que se señalan al manga de Akira es que uno siente que al propio creador se le va de las manos y quizás con menos tomos hubiera sido una historia más llevadera. A menudo, se echan en falta algunas escenas donde el ritmo se ralentice, pero el propio creador es el primero en pisar el acelerador con numerosas escenas de acción que no dan respiro y con una ambición, no obstante, loable.

Akira es una obra que contiene un alto toque de distopía, un mundo digno de Philip K. Dick, devastado, gris y triste, pero también habla de la situación de Japón tras el final de la Segunda Guerra Mundial, de las pandillas de jóvenes moteros que recuerdan a Mad Max y de la locura por un futuro ataque que pudiera destruirlo todo. Seguramente, es más importante el sentimiento de crítica que el autor transmite hacia Estados Unidos en el desenlace y hacia cómo Japón quedó tras la Guerra.

El monstruo según AkiraFuente.

El fin del mundo

Katsuhiro Ōtomo no crea a los típicos personajes heroicos y los villanos maniqueos de los que tenemos que renegar; es más, Kaneda al principio es un personaje que, pese a ser un joven rebelde, no puede caer bien: es infantil, pueril, desagradable, egoísta, intenta propasarse con una de las chicas (ha dejado embarazada a la enfermera que le suministra drogas de forma ilegal)…

Por su parte, Tetsuo siempre ha sido un monstruo en potencia, esperando el poder y la droga para hacer lo que quiera y sobre Kei y su grupo no dejan de ser terroristas, al igual que el propio estado cimentado en el poder del Coronel y su ejército. Quizás, los personajes que más facetas muestran son Tetsuo, el Coronel y la propia Kei, frente a Kaneda que, más o menos, es siempre el mismo chaval.

Pese a que tiene mucho del shōnen nipón, para aquellos que nunca se han acercado al género, pueden ver similitudes con historias de superhéroes, aunque más humanizadas y distópicas. Al final, la ruptura de la amistad entre Kaneda y Tetsuo es similar al nacimiento de un héroe y un villano, pese a que pronto la obra opta por el apocalipsis y sus consecuencias, tema fascinante como bien saben los lectores de The Stand de Stephen King.

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La Nueva Carne de los 80, con el cine de Cronenberg o la literatura de Barker, también está presente.

El impacto visual

Visualmente, la obra es muy impactante. Pese a que, a menudo, se acusa a Katsuhiro Ōtomo de pecar de exceso de caricaturización, creo que su estilo se concibe perfecto para una obra de cientos y cientos de páginas con momentos de una gran fuerza visual que no consiguen otras formas artísticas del mismo modo en el que lo hace.

Además, el diseño de personajes, aunque peque de ser similar en cuanto a caras en muchas ocasiones, logra también algunos rasgos distintivos, una potente ambientación (esa ciudad, esa moto…) y una expresividad imparable. Las numerosas y enormes escenas de destrucción son increíbles. Sí, Akira es una elegía sobre la muerte y la condena del ser humano, pero no deja de ser hermosa (aunque a su manera).

Nuevas versiones

En cuanto al coloreado de la versión estadounidense realizado por Steve Oliff siempre ha resultado polémico para algunos seguidores que sienten que apagan la fuerza visceral de Ōtomo, por lo que sería interesante comparar la edición en blanco y negro con esta y decidir cuál es mejor según el criterio de cada uno. No obstante, cabe señalar que el creador del manga eligió al propio Oliff.

Como curiosidad, muchos temían que George R. R. Martin fuese adelantado por la serie que adapta sus novelas antes de que él llegase al final (cosa que ha ocurrido), pero el propio Katsuhiro Ōtomo dirigió la película antes de concluir esta obra que terminaría de publicar en los ’90.

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El manga de Akira siempre estará lleno de lecturas.

El poder de Akira

Akira es una obra llena de capas y perspectivas. Aparentemente, es una historia de acción con toques apocalípticos. Es más, es también una reflexión sobre el poder y el superpoder. ¿Cuáles son nuestros límites cuando físicamente no los tenemos? Lo vemos en Tetsuo.

También nos habla de la moral. ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? El propio Kaneda y el resto de su grupo, moteros inspirados en la tribu urbana delictiva de los bōsōzoku japoneses, podrían llegar a ser considerados como terroristas.

Del mismo modo, vemos el auge del poder político, militar y religioso, tres pilares de nuestra sociedad. Vemos los intereses de Nezu por mantenerse en el poder, al Coronel tomándolo cuando siente que los políticos le han fallado y el auge de diversas sectas en torno a Akira, ya que la fe es necesaria en este futuro terrible.

No olvidemos tampoco el ciberpunk y el concepto de la Nueva Carne. La ciencia, una vez superada, puede utilizarse para mal. Una vez Tetsuo empieza a someterse a diversos cambios, ¿cuándo parará? ¿Qué quedará de él? La deformación es solo un punto más de su viaje a las tinieblas.

Akira
Akira es un manga icónico cuya película ha contado con reestrenos, incluso uno en 4K.

Conclusiones

Sea como sea, Akira ha sido publicada en diversas ocasiones, desde ediciones en blanco y negro hasta otras coloreadas, algunas con más y otras con menos discusión. En mi caso, mi edición sacada de la biblioteca y dividida en seis tomos recoge toda la historia de estos seres que se enfrentaron al apocalipsis y lo que vino después de él.

Muchas personas consideran el Akira de Katsuhiro Ōtomo como el equivalente en el manga a Watchmen en el género de los superhéroes, sin embargo, la obra incluye muchas particularidades propias y, quizás, lo máximo en lo que se parecen, aparte de en su forma de meditar sobre el poder y las consecuencias, está en su impacto e influencia para las generaciones venideras.

No obstante, Akira lo cambió todo.

La destrucción de Neo TokyoFuente.
Carlos J. Eguren
autor@carlosjeguren.com
¡Cuidado! No leas esta biografía. ¡Te he dicho que no la leas! Si la lees, estarás condenado… En serio… ¿Sigues leyendo? Luego no me digas que no te lo he advertido: Carlos J. Eguren está muerto, solo que no se ha dado cuenta y sigue escribiendo desde ultratumba. Es escritor en Castle Rock, profesor en Arkham, periodista en Midian, divulgador cultural en Carfax, juntaletras en el omniverso y pasto de los gusanos en todas partes. Ha publicado cuatro novelas: Hollow Hallows, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, El Tiempo del Príncipe Pálido y La Eternidad del Infinito. Ya prepara mediante ouija sus próximas historias que formarán parte del libro de los muertos. Espera volver a aparecerse cuan primigenio cuando pueda escaparse de R'lyeh… Ahora ya has leído su biografía, ahora ya estás maldito. ¡Bienvenido!

2 comentarios sobre “Akira, el manga que lo cambió todo

  1. ¡Saludos Carlos! Hacía mucho que no dejaba un comentario por aquí, aunque siempre que puedo te leo. En esta ocasión hablas de AKIRA y eso, amigo, son palabras mayores; al menos para mí. Es una obra cuyo anime me cautivo a los 8 años. Sí, yo fui de esos pocos privilegiados que tuvo AKIRA en su primer lanzamiento en VHS. Cuando vi la cinta no la comprendí, logicamente. Y pasaron muchos años hasta que se arrojó alguna luz al respecto. Crecí obsesionado con Kaneda y Tetsuo; viéndome reflejado en este segundo, aunque deseaba ser como el primero, en parte por su emblemática e increíble moto. Transcurridos los años, esa obsesión llevo a una mayor comprensión de la obra cuando me hice con el manga y lo leí. Debo decir que ha sido una de las lecturas más extrañas que he tenido a nivel de cómic, ya no por su historia, si no por la calidad del dibujo. Fueron numerosas las veces que dejaba de leer para deleitarme con el nivel de la ilustración; especialmente los splash page. Tengo pendiente una revisión del manga, ya que la película la veo al menos una vez al año; y lo que más me fascina de la película es la banda sonora. Si AKIRA fue una inspiración para adentrarme en la ciencia ficción y querer contar historias, la música de Geinoh Yamashirogumi lo fue para querer crear música para metrajes. Cuanto más estudio el soundtrack de AKIRA menos la entiendo. Para mí es la composición para cine definitiva. Eso por no hablar de la edición de sonido… Pero bueno, se me está yendo la pinza. Cuando revise el manga, hablamos largo y tendido sobre AKIRA, ya que la película, queda algo coja y precipitada con respecto al manga. La próxima vez que veas la cinta; para a analizar le escena en que Kaneda y Tetsuo, de niños, pintan en el suelo del patio del orfanato. Verás la historia de Japón durante el siglo XX plasmada en segundos. Esa escena me sigue machacando los sesos a día de hoy.

    Un saludo compañero. Y sigue compartiendo y trabjando =)

    1. ¡Rondi! ¡Muchas gracias por pasarte por aquí más por una entrada tan especial como es esta para mí, ya que Akira ha sido mi compañero de este verano! O gran parte de él.

      No pude disfrutar como tú de la experiencia de la película y el manga en mi infancia o adolescencia, pero es indudable que el valor de Akira para el lector está también en el boom que supuso y el descubrimiento para los lectores occidentales.

      Como en tu caso, creo que todos nos vemos en Tetsuo y en cómo se corrompe, por mucho que quisiéramos ser un poco más como Kaneda, aunque los años nos demuestran, cuando leemos el manga, que Kaneda era un personaje en el peor sentido, por mucho que algunos lo vean como un héroe. Me quedo con la chica, que al menos tiene más valor que todos ellos y siempre se muestra más heroica, pero, como bien dices, es una cuestión de perspectiva y de años.

      Otomo tiene una fuerza visual indudable. No sé si conoces Pesadillas, http://elantrodelosvampirosyotrosmonstruos.blogspot.com.es/2017/07/pesadillas-domu-de-katsuhiro-otomo-las.html, pero la fuerza del autor es increíble y sirvió de "experimento" para Akira. A mí me gusta mucho su poderío visual y su energía.

      Sobre la música de Akira, aunque vi la película hace años, la sigo recordando. La primera escena marca tanto por su arranque, sí, pero también por la música y los ecos. No me extraña que te haya servido de inspiración y más dedicándote al mundo de la música (que por cierto, estupendo. Me alegro muchísimo y tengo muchas ganas de ver tu nuevo trabajo para el corto de Pedro :)).

      Creo que me tocará revisar la película este año, aprovechando que el manga lo tengo fresco. 🙂

      ¡Muchísimas gracias a ti por pasarte, que siempre se agradece leerte! ¡Un saludo enorme!

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